Dos cuiners
Así es como empieza la historia de este restaurante, tal y como su nombre indica, con dos cocineros y un camarero. Abrió sus puertas hace poco más de 5 años, apostando por crear su marca propia. Òscar Pérez y su mujer, Maria del Mar, nos proponen una carta que combina producto y tendencia. Una cocina catalana que apuesta por el producto, sin disfrazarlo, siguiendo la filosofía culinaria adquirida en su paso por las cocinas de Carles Gaig. También trabajaron en un proyectos prestigiosos como el restaurante Torre d’ alta Mar (Telefèric 2002), que cuenta con las mejores vistas 360º de Barcelona pero cuya cocina no estaba a la altura. Tras elevarlo a la categoría de mención en la Guía Michelín, sintieron que era momento de volver a sus raíces y abrir su restaurante en Mataró, cerca de Vilassar de Mar que es de dónde son naturales.
SOBRE EL LOCAL
Está situado en pleno centro de la ciudad, en el c/ Muralla. Es un local pequeñito pero con una decoración que enamora, estilo industrial con mesas altas y otras largas para grupos. Luminoso, nuevo y con cuidados detalles… es como ir a casa de unos amigos.

LA CARTA
Apuestan por la cocina de proximidad y de temporada, ofreciendo un menú entre semana con una relación calidad precio de las mejores que podrás encontrar. Elaboran ellos toda lo que encuentras en carta, lo compran sin intermediarios y trabajan muy duro para ofrecer cada día un producto fresco . Òscar va al mercado de la plaza de Cuba, dónde compra un gorgonzola tan cremoso que se lo venden a cucharadas. Y ya en cocinas, su mujer, elabora cada mañana todos los postres. Por las noches ella sigue al cargo de los fogones y él la sala, junto con los camareros ahora en plural; en estos cinco años han crecido ¡y no me estraña! Un lugar que enamora, para ir y repetir dado que te tratan con tanto mimo que te hacen sentir como en casa.
Si vas de noche encontrarás dos opciones, el menú degustación (platillos para compartir: 30€/pers) o la carta que consiste en varios entrantes, tapas y raciones con un último esfuerzo muy dulce.
MI EXPERIENCIA
Empezamos la noche con el entrante que ofrecían ese día, un delicioso vasito de crema de boniato y sésamo que le daba un punto crujiente. Así es más fácil y placentero ir mirando la carta y decidir qué probar. Nos dejamos recomendar y optamos por varios platos para compartir, para probar los más emblemáticos de la carta o aquellos de temporada. Con 2/3 platos por persona quedaréis más que servidos, siempre es buena idea dejar un rincón para el postre 😉

Un detalle que me gustó mucho es el pan, que era de masa madre y semillas. Lo compran en Triticum, una panadería auténtica de las de antes. Le ponen mucho mimo a todo lo que ponen sobre tu mesa… merecía una mención y este primero plano ¿no es irresistible?

El primer plato fue el hummus de garbanzos con pan de pita, langostinos y pipas de calabaza. Me resulta imposible no pedirlo, allá dónde vaya, pues adoro este paté vegetal pero no es fácil que me agrade; en muchos sitios suele ser algo más bien parecido a cemento de garbanzos.

La verdad es que no pudo gustarme más: la textura fina y suave, aterciopelada. El sabor realmente bueno y equilibrado, nada picante ya que le dan el toque justo de pimentón. Tampoco resulta pesado en boca, no lo ahogan en aceite – que suele ser un «pecado» común- y queda una emulsión fantástica que resulta imposible no apurar con el pan hasta la última gota.
El siguiente platillo fue el Milhojas de calabacín y queso de cabra de La Garrotxa con bolets. Utilizan aquellas setas frescas que haya según la temporada, así que en nuestra visita cayeron unos deliciosos camagrocs, shimenjis,… coronados con unos brotes para darle un toque fresco. Puede parecer un plato sencillo pero no os dejéis engañar; el queso artesanal es de lagrimita y no necesita gran acompañamiento, merece ser protagonista del plato.

A continuación vino uno de los platos que más me conquistó, para mi sorpresa, ya que no soy nada fan del arroz . Se trata del rissotto de ceps, gorgonzola y nueces (que forma parte del menú degustación). Lo hacen con un Gorgonzola DO 100% auténtico importado de italia, tremendamente sabroso ya que no está pasteurizado. Òscar nos cuenta que va a comprarlo a una pequeña quesería en el Mercat de la Plaça de Cuba ¡y es taaaan cremoso que se lo sirven a cucharadas en verano! Me pareció un acierto el toque crujiente que le dan las nueces.

Proseguimos la velada con el plato de pescado que consistió en un Bacalao con raviolis de calabacín, mejillones y pesto. Un bocado exquisito, realmente tierno… ¡no hacía falta ni cuchillo para cortarlo! Lo presentan sobre una base de pesto y viene con unos raviolis hechos con láminas de calabacín que rellenan de mejillones. Resulta que el pescado lo cocinan a baja temperatura, con lo cual la textura roza la perfección más absoluta. Con esta técnica además se consigue concentrar el sabor del producto, ya que retienes todos sus jugos.

Por otro lado, escogimos un plato de carne que venía en el menú degustación: Meloso de ternera con vino tinto. Unos pequeños medallones con los que, de nuevo, el cuchillo se queda en la mesa como decoración. Un bocado que se deshace casi de mirarlo… cocinado a baja temperatura también, tras rogarles un poquito me cuentan que lo hacen a 90ºC con el vino tinto. Luego reducen el jugo que suelta la carne con el vino para crear la salsa que no tiene desperdicio, de esas que apuras hasta la última gota con pan. Lo acompañan de un puré de boniato, servido de forma graciosa como si fueran bolas de helado, junto con un salteado de setas de temporada.

«El último esfuerzo, el más dulce» reza la carta. Doy fe que merece la pena reservar un espacio para probarlos, si sóis amantes de dulce, un pecado que merece la pena cometer por un día. Absolutamente todos los hacen ellos, pero por si fuera poco, los hacen del día y algunos al momento como en el caso del coulant. Sabes que va a estar bueno de verdad cuando te dicen que vas a tener que esperar 8′ para el postre… y te pregutan cuanto de hecho quieres el coulant 😉 Si encima es de chocolate negro 70% cacao ya te saltan las lagrimas de emoción.

El tiramisú también merece tu atención, lo terminan al momento. Lo que más me gustó fue que realmente se aprecia el sabor a café sin que queden los bizcochos remojados, soltando esa desagradable agüita. ¡Qué decir de la crema! Parecía una nube de lo suave y bien montada que está: 100% mascarpone, auténtico y comprado también en esa quesería del mercado -a la que voy a tener que ir-. ¿La única pega? Está tan bueno que me supo a poco. ¡Sin duda que volveré a pedirlo y vendré con un par de botecitos de cristal para llevarme tiramisú a casa!

INFORMACIÓN DE INTERÉS
- Dirección: Muralla de Sant Llorenç, 18, 08302 Mataró, Barcelona
- Tlf: 609 38 51 23
- Web: Dos Cuiners
- Horario: martes a sábado de 13h-15.30h y de 20.30h-23h
- Precio: 30€ menú degustación. Por carta 20-25€
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